Acabo de recibir un hermoso regalo, la nueva edición de «La cultura del tejo. Esplendor y decadencia de un patrimonio vital» de Ignacio Abella Mina. Un lujo: tapa blanda, papel ecológico, olor a recién salido de imprenta, con una dedicatoria a los paisanos y paisanas que quiero compartir
Ana María (Sotres), Teresa y David (Santibáñez de la Fuente), Mable (Melendreros), Giordano y Bernabé (ambos de la Millariesga), Manuel (Selorio), María Luisa y Covadonga (Lebeña), Manolo Corces (San Esteban de Cuñaba) … A todos los paisanos y paisanas que conservan la memoria y continúan cuidando y plantando tejos, cultivando aquella tradición ancestral, hermosa y plena de significado. Aportando serenidad, sabiduría y sentido común a un mundo que se precipita
Muy interesante lo que expone el autor sobre los Sitios Históricos de los doce tejos que caen bajo su protección (pág. 131)
«En las primeras versiones del expediente que publicaba el BOPA, se producía como resultado el absurdo de contemplar un área de protección que amparaba completamente las iglesias y cementerios aledaños (como es lógico y normal), mientras alguno de los árboles en cuestión ni sigquiera tenían todo su sistema radicular incluido en esta área. Incluso uno de los ejemplares ni siquiera quedaba protegida toda la copa pues se trazaba la línea para hacerla coincidir con un muro existente junto al tronoco, dejando fuera una gran parte del árbol. Es un fiel reflejo del desprecio que parecen sentir algunos responsables de la cultura oficial respecto a la cultura y la tradición popular«
Mirando por encima, aún no he tenido tiempo para leerlo con calma, es un gusto encontrar tanta información y contada de manera tan amena. Muy bien editado por Librucos y gran trabajo del tratamiento de imágenes.