El Tejo de La Collá (tejo de Ceñal) es un ejemplar ubicado en el concejo de Siero, querido por mucha gente y lugar de encuentro y celebración de concejos. Está bien ubicado, visible y con espacio suficiente para acoger a gente y celebrar bajo su influjo conceyus, la paz que se respira allí ayuda a ver las cosas con calma. Hace años que se realizaron obras y el asfaltado de la carretera le afectó.
Sobrevive a pesar de todo y aunque algunos años sus hojas dan a entender que lo está pasando mal, vuelve a resurgir. Cuando fuimos a verle a principios de año daba pena; su copa tiene muy poca hoja, tal es así que se puede ver el cielo bajo la misma y hay poca regeneración.
En cuanto a su declaración como Sitio Histórico, toda la información se encuentra en la página 19 y ss del BOPA. Sus 438 centímetros de cuerda le confieren una categoría especial y es que es uno de los pocos tejos que pasan de 400 centímetros (en el censo tenemos 21); esto debiera de ser suficiente para tener una protección máxima, pero hasta el momento solo tiene la de Sitio Histórico y confiemos que sirva para que pueda seguir viviendo muchos años mas dando nota de color a un paisaje bastante alterado por la mano del hombre.
El entorno necesitaba un poco de cuidado, la combinación de ruinas de la iglesia de San Pedro y texu es bonita, pero toda la maleza que hay sobra. La valla protectora está bastante inclinada y parece que a punto de caer. En la visita nos encontramos con la hoja escasa, aunque de color intenso en las nuevas y parduzco en las superiores. En la base del tronco había alguna zona erosionada (da la impresión de ser un corte con hacha), al estar muy cerca de la carretera (unos 20 cm del asfaltado) es fácil que ocurra porque en esa zona no tiene vallado protector, aunque a las personas que son capaces de hacer eso a un árbol ese cercado no les iba a frenar.
Este conjunto necesita ser conservado y es de esperar que esta labor de todos llegue a término de tal forma que podamos seguir contemplando las ruinas de la iglesia de San Pedro de La Collá y al tejo, vigilante y testigo mudo de lo que hacemos.