Santalla o Santa Eulalia de Oscos, es un concejo del occidente astur, que pertenece a Los Oscos, comarca de una belleza indescriptible, con sus casas de piedra y tejado de pizarra, pequeñas ermitas al lado de las que -de vez en cuando- hay un tejo (teixo como se denomina en la zona) centenario. De población anda algo escaso, pues el número de habitantes, según se recoge en el nomenclátor de sadei, es de 503 para el año 2012 y la evolución desde los 557 habitantes que poseía en 2002 ha sido negativa como ocurre en casi todas las poblaciones de la zona rural; su actividad principal es la gandería y se completan los ingresos con algo de turismo. Al visitar la página del ayuntamiento nos encontramos con una sorpresa y es ver la foto de los tejos de Busqueimado, que son el punto de llegada de la ruta de A Seimeira.
Este pequeño concejo tiene, en el censo de tejos de iglesia, cinco ejemplares y dos de ellos (Quintá y Busqueimado) pertenecen al grupo de los 58 pues superan los 300 centímetros de perímetro. El estado se puede considerar como bueno, y es de esperar que siga así mucho tiempo.
Siempre visitamos la zona acompañados de un tiempo que nos permite disfrutar de paseos, salvo en esta ocasión, en la que la lluvia y el frío fueron nuestros acompañantes y pudimos comprobar in situ la dureza de la vida en la comarca.
De los dos tejos merece especial mención el de Quintá por la ubicación, al lado de la capilla de Nuestra Señora del Rosario (s. XIX) construída con mampostería de pizarra y cuarcita y que tiene una inscripción en el dintel de la puerta de acceso «Ave María Purisima. Año de 1811» y en la campana «IHS MARIA Y JOSE. AÑO DE 1827″Este tejo masculino, de 350 cm de perímetro y unos 15 metros de altura tiene una copa redondeada, algo escasa de hoja, pero la que tiene presenta un buen aspecto.
De los tejos de Busqueimado, poco podemos decir, que no hayamos contado, salvo que no son dos tejas, sino un ejemplar masculino y otro femenino. Sin corra ni asfalto aunque con el suelo algo pisoteado por los animales, y con unos plásticos que llevan allí ni recordamos el tiempo y que estropean un poco la visión del conjunto. La lluvia nos dió un descanso y pudimos bajar a verlos dando un paseo, oliendo a tierra húmeda y viendo algún que otro rayo de sol. No se puede pedir mas. Esta pareja bien avenida, tenía unas pocas ramas con líquenes y la copa del tejo masculino era rala y con alguna que otra hoja amarilla. Sus 380 cm y 360 cm de perímetro con los casi 15 metros de altura logran que formen un conjunto armónico con la capilla de San Pedro (s.XVIII-XIX) que está casi oculta por los tejos (de planta rectangular y cabecera plana, con cubierta de tres aguas de losas de pizarra de corte rústico).
Os dejamos un pequeño vídeo de la visita.