hoy, el diario La Nueva España, tiene una crónica de E. Peláez sobre la fayona d’Eirós que sigue tumbada desde hace 5 semanas en las que un vendaval la arrancase de cuajo. Según se recoge en el periódico:
La Consejería de Medio Ambiente afirma que «esta circunstancia es prácticamente imposible de detectar a tiempo, porque cuando se manifiesta exteriormente significa que el proceso está ya muy avanzado en la parte no visible del árbol. Además, no existen tratamientos eficaces», apunta. Los hongos fueron apreciados en 2005 por el experto en árboles monumentales y técnico del Botánico de Valencia, José Plumed, que fotografió el ejemplar.
No se si se habría podido hacer algo para salvarla cuando hace 5 años José Plumed advirtió de su situación, pero lo que está claro es que se hizo casi nada.
Estas llamadas de atención por parte de grupos y expertos parecen no tener receptor en la Viceconsejería de Medio Ambiente. El tema es grave porque este árbol fué declarado Monumento Natural y en el decreto de declaración se establecen unas obligaciones de cuidado
La Administración del Principado velará por la conservación de este ejemplar y su entorno inmediato. La autorización de cualquier actividad o proyecto que afecte al Monumento Natural o su ámbito de protección deberá ser sometida preceptivamente a valoración por la Dirección Regional de Recursos Naturales, o de aquella en la que recaigan las competencias sobre espacios naturales protegidos.
así como:
Anualmente, se realizará un informe sobre el estado de conservación del ejemplar y la observancia de lo dispuesto en el presente Decreto.
Podemos echar la culpa al viento, pero casi todos sabemos que no es así. ¿De que sirve una normativa si no se cumple? El Plan de Manejo del Tejo no iba a ser una excepción.
amigos del texu 